En una vida con temas muy importantes que resolver o satisfacer, nos encontramos rodeados de bombardeos de temas urgentes o muy urgentes.
De hecho parece que la vida actual consiste en correr y en llegar a sitios sólo para descubrir que hay objetivo detrás hacia el que hay que volver a correr (esta vez aún más deprisa).
No entiendo muy bien cómo o en qué momento «compramos» estas ideas: desde mi punto de vista sólo pueden acabar o frenar con tropiezos, infartos, errores que habrá que arreglar, etc.
Mi experiencia laboral me dice que invierto más esfuerzo en arreglar que en diseñar, descansar, pensar, etc.
Aún así, este resultado es a nivel particular, personal. Imagino que si las empresas insisten en esta loca carrera en la que las decisiones son más de consumo que meditadas, será porque a nivel global ellas ganan más que con un mundo tranquilo.
Alguien ganará con esta forma de vivir; será su interés. No el mío.
A nivel personal, no digo que haya que ir despacio; sólo digo ¿por qué hay que ir tan deprisa?
Dependerá del contexto, de la importancia, de la necesidad, … Pero no siempre.
Toda esta reflexión que parece una tontería me ha llevado a enfrentarme a la cúpula de mi empresa, a ser visto como persona non grata, y a cargarme mi carrera profesional.
Supongo que quieren que todos sirvamos a un objetivo que ellos tienen claro (y que llega multiplicado por 1.60 cuando llega a mi nivel).
Como decía un estupendo negociador, gestor y comunicador que conozco, «con decir NO es suficiente. Cada uno pone o sabrá si quiere poner límites o dejarse manejar por las necesidades o tonterías de otros. Yo digo NO al «vicio de pedir en exceso» y resuelto».
El párrafo anterior me ha dejado tiempo libre para dedicarlo a otros sectores que me han resultado mucho más gratificantes: mi familia, pasear por la naturaleza, contribuir al desarrollo de las asociaciones de trabajadores (sindicatos) en mi empresa, mis aficiones, etc.
Así que, gracias, empresa.
Cuidado con la aplicación de los principios de las imágenes que te dejo a continuación.
Quizá yo no he sabido interactuar bien con mi entorno, y por eso tuvieron consecuencias no deseadas.
La matriz que puedes ver la popularizó Stephen Covey en los años 1990, aunque se denomina Matriz o Tabla de Eisenhower (en este enlace de Wikipedia tienes más información sobre ella).
En cuanto la leas, creo que no necesita explicación: el punto II es donde hay que concentrar la energía. El resto de cuadrantes, con gestionarlos para reducir o su dedicación, suficiente.
Recuerda: el miedo a hablar en público NO se suprime, se gestiona.
Pues aquí igual. Los desorganizadores de tiempo NO se suprimen, se gestionan.
Espero que te sea útil.
Ya sabes: ante la duda, ir despacio.
Si la decisión ha de ser rápida, la contestación está clara: NO.